jueves, 11 de junio de 2009

LO VEO

Pienso en el peor error de un hombre. Pienso en su caminata por valles demolidos en luna turbia, en los olores herméticos de su triste agonía. No brotará agua si no golpea con rudeza, no tendrá alegría si decide callarse. Pasará grises los inviernos, llorará, perplejo y endurecido, bajo el canto viciado de su propio camino.


Juan Manuel Marinaro

miércoles, 10 de junio de 2009

PACIENCIA

Quiero besar tus pies desnudos.
Paciencia.

Abrazarte con fuerza.
Paciencia.

Dejarte amanecer en mi pecho.
Paciencia.

Morirme entre tus piernas.
Paciencia.

Ufff… por favor no te marchites.

Paciencia...


Juan Manuel Marinaro

lunes, 8 de junio de 2009

ABSURDO Y FELIZ

Alegas que me he vuelto loco,
que mi enfoque es algo estúpido y vagado.
Tu has perdido hasta eso...
No besas,
colisionas.

Todo lo que hoy perdura en mi,
permanece exento de mi sistema nervioso,
confabula con mi corazón,
y mantiene a la bestia bajo control...

No me mires, no me toques, no grites...
Reventarás...
Y alégrate,
no estaré allí para verlo.


Juan Manuel Marinaro

domingo, 7 de junio de 2009

LA FRESCURA DESCALZA

¿Que hombre no ha explorado, y conocido al fin,
las laberínticas e inconstantes emociones
de su mujer contemporánea?

Conduzco a horribles velocidades
sorteando la voluptuosidad atrevida,
el sudor perfumado de tu juventud castiza.
Infinitos atavíos... y en mí pereces desnuda.

Pon tus pies sobre los míos,
nárrame la historia de tan hermosas herramientas,
paladea cada frase y considérala una tregua,
verás que hablar de tu alma entorpece los relojes.

Tu más grande propósito es prescindirme,
llevas como prioridad no probar de mi carne,
amarga y profana... ¡Jamás, mientras vivas!
Retorno desconsolado a mis azarosos dominios.

Hembra mestiza y de dientes perfectos
¡Enarbola tus ángulos ahora mismo!
Si has decidido odiarme procura no me entere,
la muerte es dolorosa y más en años de verdor...


Juan Manuel Marinaro

SOY SU MAR

Lucrecia no me conoce. Jamás en la vida me ha visto y sin embargo reprime la tristeza y se abriga con mi perfume. Solo eso le basta para sonreír y saber que me ama. ¿Que tan bello puedo ser? ¿Hasta dónde llegarán los mitos sobre mí? ¿Cuantos han muerto ya entre mis húmedos embrujos? No la dejen caminar sola por mis bordes blandos, cuéntenle de las vidas que ofusqué y me terminé llevando. Solo así logrará sobrevivir.


Juan Manuel Marinaro

LA PALABRA

Pobrecita la palabra,
que en boca de cobardes,
no logra ser guerrera.
Permanece entre las sombras,
se oxida,
advierte el final …
como si solamente fuera eso,
un fantasma del más acá.
La mano anciana, injusta,
condescendiente,
abraza el alma, la humilla.
Pequeñitas semillas,
savias que piensan, que no olvidan,
que reflexionan, que relatan,
se ajan para siempre.
Este escritor ha visto reventar,
con los labios ensangrentados,
con el alma presa,
cada una de sus flores;
poesías descarnadas,
mutiladas por lo real,
por lo matemáticamente posible.
Niños que agonizan,
mueren,
sin nodriza que los comprenda,
en sus espesos charcos de leche.
Pobrecita la palabra,
que en manos de la soberbia,
no consigue ser verdadera.


Juan Manuel Marinaro

SINÓNIMO DE SINCERO

Lucharé por ser verdadero,
auténtico,
leal y fidedigno.
Me aburre hablar de más;
se me estruja el estómago.

Examíname hasta donde te plazca,
sométeme a tus rigurosos estudios,
a tus dudas.

No busques al semidiós,
confórmate con este desnudo y simple mortal;
llano, abierto y espontáneo.
Sinónimo de sincero, pero no de extraño.


Juan Manuel Marinaro

UN JARDÍN

Y así nació …mientras me recorrías con tus besos. Te abracé sobre el barro, y las telas de mi cama se llenaron de capullos. Y vos tan verde. Tus espinas húmedas, la resina, el polen dulzón de tus esquinas. Hiedra sobre la almohada, pájaros en tu espalda. Ruidos y colores llegan a tu encuentro. Te llenaste de ramas, de frutos. ¡Tu sexo! ¡Tu savia! De entre las aguas que te bañan se asoma la manito de este sol. Estás tan bella, hermosa como el río, serena. Y en nuestros brazos late este pequeño corazón.



Juan Manuel Marinaro

TAN GRANDE...

Tu y aquél amor,
que hace lo que quiere,
terminarán por mezclarme;
ya la piel me llora,
mis ojos te palpan,
el estómago me late,
el corazón me pica.
Estos brazos crecen,
y debo podarlos
una vez al mes.
Florecen lianas en este pecho,
aldeas en la espalda,
jardines en mis piernas.
Sal y vuelve a entrar,
diré que recién llegas,
este alma no está habituada
a tan grandes fiestas.


Juan Manuel Marinaro

LAURA Y LAS OLAS

Aquella, una mañana rota,
Laura desperdigaba, amargo,
todo su desconsuelo;
al abrir las sábanas rosas,
el matiz se había ido.
Enarboló su figura
frente al más negro dolor.
No lloró, jamás lo hacía.
En su oscurecido sentido
la piel le estallaba en risas.
¡Olas! ¡Olas! ¡Obnubiladas olas!
Tanteó el ventanal fresco;
litros y más litros tronaban,
se empujaban.
¡Música de peces y de dioses!
Ahora, esta será su compañía,
su única conexión con estar viva,
lo demás ya lo ha perdido.
Allá, a lo lejos, la playa aguarda,
recoge un millón de miradas,
salvo la de Laura,
que ha desaparecido.


Juan Manuel Marinaro

SIN

Cuando ya no se nos ocurra nada,
cuando sintamos el abandono,
el vacío, blanco;
será hora de irnos a dormir,
y dejar que las palabras
traqueteen nuestros sueños.


Juan Manuel Marinaro

LOS FEOS

Ella era horrible, huesuda, y no poseía diente alguno. Macabra, de piel escamosa y fétidos olores. Él tenía las extremidades cortas en contraste con una cabeza inmensa y desplumada. Nada se le comparaba más a la desdicha que su aberrante presencia. Pero se amaban, porque a la hora del amor no existen los monstruos.


Juan Manuel Marinaro

LO QUE PUEDO DARTE

Puedes pedir todo lo que quieras esta noche, corre por cuenta de este ciego amor. Mas no te abuses, capitana de mis fantasías. No te daré mas que un puñado de estrellas tibias y cuatro motivos para que seas mía. Quédate en mi cama y no desconfíes. Apoya tus penas sobre esta almohada, la que tanto te ha soñado. Lo que puedo darte no va mas de aquí, de este instante, de esta precaria sensación de tenerte para toda la vida.

Juan Manuel Marinaro